La locura del pintor

la locura de un pintor


 

En una pequeña aldea de la costa, vivía un pintor llamado Francisco. Desde pequeño, Francisco había mostrado un gran talento para el arte. Su abuelo, que también era pintor, lo había iniciado en el mundo del arte y le había inculcado el amor por la pintura.


Francisco era un hombre solitario y taciturno. No tenía amigos ni familia, y pasaba la mayor parte de su tiempo en su taller, pintando. Sus pinturas eran oscuras y macabras, y representaban escenas de horror y violencia.


Los habitantes de la aldea le temían a Francisco. Lo consideraban un hombre loco y desquiciado. Algunos decían que sus pinturas eran obra del diablo, y que él había hecho un pacto con las fuerzas del mal.


Una noche, Francisco estaba trabajando en una nueva pintura cuando escuchó un ruido en el exterior de su taller. Se levantó y fue a la ventana. Vio a una mujer joven y hermosa que lo miraba fijamente.


La mujer era de una belleza sobrenatural. Tenía el pelo largo y negro, los ojos verdes como esmeraldas y la piel blanca como la nieve. Francisco se quedó embelesado por su belleza.


La mujer le sonrió y le dijo: "Hola, Francisco. Soy la musa que ha estado esperando".


Francisco no sabía qué decir. Estaba paralizado por la belleza de la mujer.


La mujer se acercó a Francisco y le dijo: "Ven conmigo. Te mostraré el verdadero arte".


Francisco la siguió sin pensarlo dos veces. La mujer lo llevó a un bosque cercano. Allí, en medio de los árboles, había un gran altar.


Sobre el altar había un lienzo en blanco. La mujer le dijo a Francisco: "Pinta lo que veas".


Francisco miró el lienzo y vio una visión horrible. Vio una escena de muerte y destrucción. Vio a personas siendo asesinadas, y vio a ciudades siendo arrasadas.


Francisco comenzó a pintar. Sus pinceladas eran rápidas y furiosas. La imagen de la destrucción cobraba vida sobre el lienzo.


Cuando Francisco terminó de pintar, la mujer le dijo: "Este es tu verdadero yo, Francisco. Este es el arte que debes crear".


Francisco miró la pintura y vio que era su obra maestra. Era la pintura más horrible que jamás hubiera pintado, pero también era la más poderosa.


Francisco se dio cuenta de que la mujer tenía razón. Este era el arte que debía crear.


Francisco continuó pintando durante el resto de su vida. Sus pinturas se hicieron cada vez más oscuras y macabras. Representaban escenas de horror y violencia que solo podían provenir de la mente de un hombre loco.


Los habitantes de la aldea lo temían aún más. Lo consideraban un hombre poseído por el diablo.


Una noche, Francisco estaba trabajando en una nueva pintura cuando sintió un dolor agudo en el pecho. Se derrumbó al suelo y murió.


Cuando los habitantes de la aldea descubrieron su cuerpo, vieron que su pintura estaba incompleta. La figura central de la pintura era un rostro horrible, con ojos rojos como llamas y una boca llena de colmillos afilados.


Los habitantes de la aldea se dieron cuenta de que Francisco había pintado su propia muerte.


La pintura de Francisco se convirtió en una leyenda. Se decía que la pintura estaba maldita, y que cualquiera que la viera moriría en poco tiempo.


La pintura fue retirada de la aldea y se guardó en un museo secreto. Se dice que la pintura aún existe, y que sigue siendo un objeto de terror y fascinación.

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